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ESTUDIOS CULTURALES

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ENSAYO | ESCRITORES
T.L.: Estudios culturales: ¿Te interesan aún? Y la teorías culturales, ¿te sirven?

B.S.: Si la pregunta es biográfica puedo responderla biográficamente: mi formación de origen es la crítica literaria. En esto me entreno mal porque fui una pésima estudiante toda mi vida, también en la universidad. Pensé dedicarme absolutamente a la política y abandonar todo lo demás; de hecho lo hice durante bastantes años, muy mal también. Durante la dictadura militar volví a una idea que sería mi segunda constitución, soy como un reborn christian, como un cristiano renacido: durante la dictadura militar volví a constituirme, y ahí pensé que mi disciplina era la historia cultural, en el sentido en que Robert Darnton escribió de historia cultural, y comencé a decir que lo que yo hacía era historia cultural. A ese registro pertenecen, por ejemplo, Una modernidad periférica y El imperio de los sentimientos. Cuando yo escribí esos libros dije y traté de convencer a los historiadores de que eso era historia cultural. O sea que la bandera, el badge, la escarapela con la cual quiero identificarme es la de historiador cultural; posiblemente por admiración, entre otros, a Robert Darnton, Carl Schorske y, en América Latina, a Tulio Halperin Donghi - que no es un historiador cultural, sino un historiador político pero que para mí fue importante desde que fue profesor mío en la facultad de filosofía y letras. Después me di cuenta de que en verdad no podía llamarme una historiadora cultural, que hay ciertas operaciones de historia cultural que me interesan y otras que no me interesan. Siempre voy a seguir manteniendo una dimensión de interés histórico en lo que escribo.

Todo lo que vino después tuvo una dimensión de interés histórico. Me es muy difícil pensar un problema fuera de la perspectiva histórica. En general, en ese punto yo sería una historicista romántica, casi clásica, en el sentido de pensar que la perspectiva histórica es parte de la explicación de un problema. Si bien no es el origen - sino sería una historicista radical- sí creo que la perspectiva histórica y el pasado de un problema es parte de su explicación.

Si bien sigo con esta perspectiva, en realidad comienza a parecerme una especie de usurpación llamarme a mí misma historiadora, porque creo que no lo soy.

La fórmula Estudios Culturales es una fórmula básicamente norteamericana, aunque los padres y los abuelos de los Estudios Culturales son ingleses, es decir son Richard Hoggart, Stuart Hall, que fueron los que fundaron en Birmingham la sede de los Estudios Culturales después que se publicara The Uses of Literacy de Richard Hoggart. Por otro lado, la academia norteamericana, con ese carácter expansivo que tiene, le da el nombre de Estudios Culturales a algo que hacen y en lo cual se mezclan otras cosas. En realidad es una mezcla de Foucault, Bourdieu, un poco de Williams, incluso mezclan a Lacan que no se qué puede hacer él en los Estudios Culturales sino ofenderse, dado que uno puede leer Estudios Culturales norteamericanos con citas de Lacan. Es decir, se arma ese continente que es más bien una etiqueta académica que una etiqueta de pensamiento.

Estudios Culturales es una bandera de guerra de ciertos departamentos de Español en Estados Unidos, antes que una etiqueta de pensamiento. Es de todas maneras una bandera de los progresistas norteamericanos, y en ese punto habría que incluso agradecerles por la relación que tienen con América Latina. Sin embargo me resulta difícil pensarla como una categoría epistemológica. Me resulta más sencillo pensar como categoría epistemológica la de Análisis Cultural, si bien no respeta todos los requisitos. Con esa fórmula yo me identificaría bastante más que con Estudios Culturales.

Análisis Cultural en el sentido de que ciertas disposiciones del análisis semántico-formal, del análisis que viene de la literatura, que viene del análisis de la visión de imágenes, es aplicado a objetos que no son sólo objetos de la cultura alta sino que pueden ser objetos de la cultura de masas. Entonces la categoría, el nombre del reino que yo eligiría, sería Análisis Cultural.

En cuanto a si me interesa la teoría que está detrás de estas posiciones... Raymond Williams, sin duda. Yo creo que es el padre no reconocido tan explícitamente como debiera de estos estudios. Y sin dudas, el libro de Richard Hoggart The Uses of Literacy de mediados de los años cincuenta, me parece que es un libro verdaderamente pionero. Hoggart toma la cultura obrera y le aplica técnicas de análisis de la antropología cultural, del análisis literario, es decir, analiza con técnicas mestizas, con técnicas mezcladas, ese objeto. Primero la cultura popular obrera es constituida como objeto, para luego ser analizada.

En otro punto yo creo que América Latina ha producido capítulos de esa teoría, es decir, yo creo que Barbero y García Canclini, y Antonio Cándido en Brasil, han producido capítulos de esa teoría. Si uno lee con atención La formación de la literatura brasileña de Antonio Cándido, uno va a ver que ahí no solamente hay un exquisito crítico literario, sino también alguien que puede pensar la totalidad de una dimensión simbólica, la totalidad de los cambios y de los elementos institucionales, lingüísticos, formales que intervienen en la totalidad de los cambios de una literatura. Entonces, yo diría que sí, que hay algo, que hay una teoría, a veces una en estado práctico, como hubiera dicho Althusser; ese es el caso del trabajo de Cándido, o algo más formalizada, como puede ser el caso de Barbero o de García Canclini, que pertenece a Latinoamérica, que ha sido pensada ahí. El cuarto nombre que me parece que es indispensable mencionar es el de Ángel Rama.