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FRAGMENTOS

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T.L. :Fragmentos

B.S.: Fragmentos: quizás esa sea para nosotros la palabra del sentido común, nadie quisiera hoy enfrentarse a la acusación de que le dijeran que lo que ha hecho es una obra totalizante, esto es, pertenecería para cualquiera a un universo epistemológico y filosófico superado de Nietzche en adelante.

Cuando uno habla de fragmentos quizás lo que debería examinar es en qué medida la palabra fragmento pertenece hoy al más común de los sentidos, cuánto es aquello que está bien hacer. Está bien escribir fragmentariamente y estaría mal escribir fuera del fragmento, porque sería una pretensión de falsa totalidad. Nos encontramos en ese universo, no nos podemos salir de él, nos condiciona.

La idea del fragmento, para nosotros, es la idea estética por excelencia. Por lo que no me sentiría cómoda haciendo la apología del fragmento, porque es como si hiciera la apología de las personas de baja estatura, yo soy de baja estatura, no podría hacer la apología de algo que soy, el fragmento pertenece a mi sentido común. Desde los años sesenta lo fragmentario era lo bien y lo totalizante era lo mal, lo fragmentario era lo que indicaba que uno estaba en el curso de lo que debía de ser el tiempo y lo totalizante era que uno era un viejo hegeliano o un viejo sartreano o alguien que no había leído a Nietzche. Por tanto el fragmento está ahí, la cuestión es, me parece, que uno debería tratar de pensarlo desde otro punto de vista o enriquecerlo. Pensar qué significó para Benjamin el fragmento. Por ejemplo, ¿fue el fragmento una imposibilidad o una elección para Benjamin? A mi juicio, éste es el problema. La idea de que nunca se hubiera podido terminar el libro de Los Pasajes, ¿tiene que ver con la imposibilidad radical de ese libro? o ¿tiene que ver simplemente con una trágica circunstancia histórica, el nazismo, la persecución a los judíos, Benjamin que llega tarde, que se decide tarde a salir de Francia, que se decide tarde a responder a los amigos que lo estaban llamando desde Estados Unidos?, o ¿es radicalmente imposible ese libro porque efectivamente ese tipo de totalidad que se pensaba posible en el siglo XIX, que se pensaba posible desde el XVIII naturalmente pereció; ese tipo de totalidad por la cual Michelet podía escribir una historia de Francia casi en primera persona y escribirla desde Jeanne d'Arc hasta el momento en que él estaba enunciando? Desde ese punto de vista habría que responder cuál es la capacidad cognoscitiva del fragmento. Para nosotros quizá sea la única vía cognoscitiva, para nosotros ese conocimiento que muerde hacia los costados de las cosas, que responde, casi perfectamente, a la definición que Adorno hace en el ensayo, quizás esa sea para nosotros la vía cognoscitiva. Por tanto no habría que enarbolarlo como si uno estuviera enarbolando una bandera de guerra; dado que va de suyo, escribimos en fragmentos.