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Políticas poblacionales: Transcripción

S. S. –Tus trabajos de esta época están influenciados por la discusión internacional sobre las políticas poblacionales, la explosión de los datos demográficos y por los derechos de las mujeres, ¿cuáles fueron tus intervenciones en esos debates?

T. B. – En el Instituto, al poco tiempo que yo entré, se forman las áreas de investigación, y se forman las áreas de Sociología de la población y Demografía, porque el Instituto tiene un grupo de demógrafos importantes, empezando por el que fue director que es Raúl Benitez Zenteno. Entonces al poco tiempo de yo llegar se organiza el área y un compañero me dice: –“tú vente acá con nosotros porque lo más cercano a ti va a ser el área de población”. Yo fui porque a mí la parte cuantitativa siempre me interesó. Entonces ahí la gran discusión en ese momento era el crecimiento poblacional. México, en el año 1974 cambia la Constitución, se dicta la Ley de Población, y en el año 1977 se diseña una política de población, que es una política de Estado vigente hasta el día de hoy, que tiene como objetivo bajar el ritmo de crecimiento de la población. El ritmo era de 3.4% anual, lo cual es un disparate. Eso significaba que las mujeres al final de su vida reproductiva, tenían un promedio de casi siete hijos. Y además eran madres el noventa y tanto por ciento de la población, casi la totalidad de las mujeres tenía por lo menos un hijo. Entonces realmente era un desequilibro muy grande porque la mortalidad estaba a la baja desde hacía muchos años, y había una necesidad de la población, de las mujeres, de contar con métodos anticonceptivos seguros.

El Estado diseña esta política de población que es en realidad instrumentada a través del Programa de Planificación Familiar que extiende los servicios de planificación familiar a todos los servicios médicos y de salud de las distintas instituciones del sector público. Entonces va creciendo primero la ciudad de México, después se incorporan las ciudades medias, hasta que se llega al área rural. Y hoy día el 70% de las mujeres en edades reproductivas son usuarias de métodos anticonceptivos, que era la meta que se quería lograr. La meta también significaba bajar la fecundidad de siete hijos por mujer a 2.3/2.4%, llegar a lo que es la tasa de reproducción de la población.

Planteado así, el desafío intelectual para mí, era ver cómo la política de población estaba favoreciendo o no a las mujeres. Si las mujeres querían o no integrarse a esa vida. Porque había también muchas denuncias de que se estaba esterilizando y que se estaba colocando dispositivos intrauterinos sin consentimiento, aún sin consentimiento informado.

Entonces acá es justo cuando yo estoy en esas cosas y comienza el movimiento de mujeres a nivel internacional a desarrollar toda la línea de trabajo de salud, que rápidamente incorpora los derechos reproductivos. En el año 1981, creo, que es la red mundial de salud de las mujeres que tiene la sede en Amsterdam. Esta red observa en distintos países, políticas de esterilización, distribución de anticonceptivos sin conocimiento de las mujeres o sin recaudos necesarios para la salud, y entonces, el movimiento que se genera es un movimiento de reclamar los derechos reproductivos de las mujeres. Entonces, ellas por su lado, y yo por el mío, coincidimos en los intereses.

Entonces yo escribo una serie de artículos sobre la política de población en México y su relación con las mujeres. Lo que me interesaba era ver si la política de población había tenido en su diseño, interés sobre las mujeres, o si las mujeres eran solamente el objeto de la política. Cosa que en realidad era. Porque lo que interesaba era bajar el número de hijos, no el desarrollo que las propias mujeres tuvieran. Entonces me vinculo ahí con la gente que viene trabajando en salud y con derechos sobre salud y derechos reproductivos, porque a mí más que la salud lo que me interesa es la parte de los derechos.