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El otro: Transcripción

J. S. – En varios artículos tuyos, como es el caso de: “Descarados y deslenguadas: el cuerpo y la lengua india en los umbrales de la nación” (2001), o en “Las yeguas finas: una etnografía novelada” (2004), el concepto del otro tiene un papel central. ¿Qué es exactamente lo que quieres expresar a través de este concepto? ¿Qué lugar ocupas tú frente al otro? ¿Quién es el otro? ¿Para quién podrías ser tú el otro?

M. B. – Sí, eso te lo digo rápido, el otro es tres cosas. Uno, es lo que permite diferenciarte; lo que te permite ser diferente. Es el otro que es un mexicano, el otro que es un hombre, el otro que es negro, etc. Dos, el otro o la otra es el que tiene que negociar muchísimo sus formas de representación. Siempre hay una representación o estereotipada, o mutable, o “inaccurate”. Siempre ellos negocian sus formas de representación. Y, lo tercero, es lo que escapa también, es “lo real lacaniano”. Entonces, son tres: el que te permite ser diferente, el oriental; el que tiene que negociar muy densamente y muy complejamente su representación –porque es muy mediada y la tiene que disputar–; y, lo que escapa; nunca puedes lograr definirlo. Es la fuga, es esta línea “deleuziana” de fuga. Yo creo que te he explicado en qué sentido yo he sido otra y otro: en el sentido académico, en el personal, en el genealógico, en muchos. Luego, soy “una”, porque soy una directora, y, de repente, estoy en el lado de poder (y esto me gusta mucho).