Springe direkt zu Inhalt

Ciudadanía: Transcripción

¿Se puede afirmar que la ciudadanía se construye a partir del proceso de la politización de las mujeres?

E. J. – ¿Cómo se construye ciudadanía es la pregunta? Como podrás imaginar a esta altura no hay una única manera de hacerlo, ni de pensamiento, digamos, ya, a esta altura, debe estar claro. Me parece que ser ciudadano o ciudadana significa tener dos cosas: una, es un sentimiento de pertenencia a una comunidad, a una comunidad política, y otra, un reconocimiento de esa comunidad política a la que uno pertenece. Significa también que ese reconocimiento y esa pertenencia tiene deberes y tiene derechos. Entonces, convertirse en ciudadano o ciudadana significa sentir que uno es sujeto de derechos. Entonces, es lo mismo que politizarse. O sea, no es que la politización lleva a ser sujeto de derecho, el propio proceso de salir a la esfera pública, de sentirse con derecho a estar en esfera pública es el proceso de construcción de alguna dimensión de la ciudadanía.

Me gustaría dar un ejemplo de algo que parece muy alejado, pero que tiene que ver. El año pasado un estudiante mío que trabajaba sobre jóvenes peruanos  –migrantes peruanos en Argentina, mujeres y varones–, para ver algunas características de ese grupo de jóvenes con el que estaba trabajando (y como a él le gusta mucho el teatro), armó una serie de talleres de improvisación teatral sobre identidad con este grupo de jóvenes peruanos, con gente de teatro que sabe como manejar improvisación teatral. Y uno de los ejercicios era jugar a un diálogo entre alguien que tiene autoridad y alguien que no la tiene, y después intercambiar los roles. Entonces, primero, por ejemplo, alguien atiende en una tienda y viene alguien a protestar porque el suéter que compró está mal, o va al médico, etc. Tenían que cambiar de roles, a veces, ser agresivos, a veces, ser dependientes. Terminó el ejercicio y una de las chicas peruanas se larga a llorar, y se larga a llorar, pero con mucha angustia, y dice: “hace cinco años que vivo en este país, y me doy cuenta que es la primera vez que yo reclamo por algo, que hace cinco años, en los que yo cada vez que me pasa algo, bajo la cabeza”. Entonces, yo creo que ser ciudadano y ciudadana quiere decir poder sentir que uno puede reclamar y que no que estás totalmente subordinado. Este es un ejercicio teatral pero creo que da una idea clara de qué quiere decir sentirse pertenecer y tener derechos; poder decir: “corresponde que me atienda, doctor”, o decir: “cámbieme esta falda porque está rota”. Y creo que ahí, en esos mini aprendizajes, está la clave de poder enfrentar al otro y no sentirse totalmente excluido, porque lo que sí sabemos es lo que ha ocurrido en toda la región, venimos de fuertes procesos de corte neoliberal en los cuales la lógica ha sido la lógica de la creciente exclusión. Y la creciente exclusión es la contra-cara de la ciudadanía, porque está excluido “el otro” que no pertenece a esta comunidad, y creo que ahí está el punto. Estos últimos quince años, estuvimos tratando de encontrar maneras de pensar estos fenómenos de exclusión, de alteridad, pero al mismo tiempo, de crear una base social de igualdad anclada en la ciudadanía.

 

Por último, ¿nos podrías contar algo sobre tu proyecto de investigación sobre la migración en el Cono Sur?

E. J. – Yo llevo adelante, simultáneamente, varias líneas de trabajo. Diría que mi trabajo central más grande, más importante, ha sido sobre temas de memoria de la represión. Es un programa que abarca seis países que tienen un componente muy fuerte de formación de investigadores jóvenes (pasaron sesenta becarios de seis países, hay una red constituida; seguimos trabajando…). Han salido ya diez libros (o más de diez), pero diez en la serie de libros, faltan sólo dos de esa serie. Y, ahí, bueno, hay de todo, es como el eje central de mi trabajo que está muy ligado al análisis del movimiento de derechos humanos.

Al mismo tiempo, yo siempre sigo trabajando con temas de familia y he hecho varias cosas recientes vinculadas al tema de familia, en parte porque me parece que es casi un compromiso político en este momento en que hay tanto énfasis internacional, en una especie de vuelta a una noción natural de la familia, y no hay un debate internacional, cuando uno viene trabajando esto desde hace tanto tiempo, mostrando que no se puede hablar de la familia sino de las formas de familia, y que hay pensar en la multiplicidad de formas. Hay un back-clash en el mundo, en esto y, entonces, yo creo que tengo que estar ahí, y estoy haciendo muchas cosas, reuniones internacionales, pero más basado en las tendencias sobre temas vinculados a la familia en América Latina.

Y tenemos en el IDES un equipo de gente y un trabajo de investigación que tiene que ver básicamente con esta idea inicial de cómo las sociedades y las culturas acompañan, se adelantan, se atrasan, a procesos políticos y de economía política, de formación de regiones, en este caso MERCOSUR (www.ides.org.ar/index.jsp). Entonces, ese gran programa tenía tres grandes líneas de trabajo. Una línea de trabajo que era fronteras, que no la coordinaba yo, sino Alejandro Grimson, y entonces de ahí es donde salieron varios libros, se hizo varios trabajos sobre áreas de fronteras. Un segundo tema que sí trabajé yo, con gente en distintos países, fue sobre movimientos sociales, y hay un libro que se llama: Más allá de la nación, las múltiples escalas de los movimientos sociales (Véase E. Jelin (ed.), Más Allá de la Nación: Las Escalas Múltiples de los Movimientos Sociales. Buenos Aires, Instituto de Desarrollo Económico y Social (IDES)/Zorzal, 2003), tema sobre el que sigo trabajando, también sobre temas de movimientos sociales transnacionales. Y un tercer tema que tiene que ver con movimientos de gente y migraciones, con el que estamos cerrando este campo de trabajo. De hecho, hubo varios trabajos de investigación específica sobre los derechos de los inmigrantes de países limítrofes en Argentina. Hay, las instituciones del Estado que trabajan, promueven la discriminación, y las instituciones del Estado que reciben las demandas de los emigrantes cuando se sienten discriminados. O sea, todo el tema de los derechos de los emigrantes en Argentina.

Específicamente, hubo un proyecto que tuvo que ver con lo que pasa con los emigrantes y muchas de las emigrantes en el sistema de salud, ¿qué pasa con las bolivianas cuando llegan a un hospital en Argentina?, digamos, para ponerlo de manera más lúcida. Y, bueno, estos son algunos de los campos de trabajo y de investigación. Creo que en todos ellos siempre relacionados con una lógica de pensar constitución o procesos de construcción de ciudadanía, de sujetos individuales y colectivos con derechos, entonces pueden ser los emigrantes, pueden ser las mujeres, pueden ser las víctimas de derechos humanos. Pueden ser las formas de familia que no son aceptadas, pero que hay que luchar para que sí sean reconocidas y aceptadas y, bueno, digamos, mi trabajo, yo lo veo de distintas maneras alrededor de estos principios básicos de igualdad y diferencia. O sea, cómo reconocer diferencias y al mismo tiempo aceptar que necesitamos un umbral básico de humanidad. Y ese umbral básico de humanidad está en un principio de igualdad. Por ahí va mi trabajo y mi reflexión.