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Memoria: Transcripción

¿Cómo se manifiestan las diferencias de género en el proceso de lucha para la construcción de la memoria colectiva?

E. J. – Hay una parte que tiene que ver con que toda la presencia de lo “familístico” que es fundamentalmente llevada adelante por mujeres. Entonces, ¿esto qué significa? Hay una lucha en la esfera pública por la legitimidad de la voz: ¿quiénes son los que tienen derecho y los que tienen legitimidad para hacerse oír en la esfera pública? Entonces, esto se va construyendo. Van a ser en el año próximo treinta años del golpe del 1976, o sea, pasó mucho tiempo y van cambiando las cosas a lo largo de estos treinta años. Se fue construyendo en una época el intento de hacer valer su legitimidad, si ha sido de las madres o no, y después han surgido otras voces, y había voces que estaban bastante calladas. Una de las voces calladas durante un cierto tiempo es la voz de los sobrevivientes, es la voz de los militantes que estuvieron activos, que eran militantes políticos y que fueron secuestrados, que fueron víctimas y que de alguna manera sobrevivieron. La voz esa estaba bastante acallada, y esos son hombres y mujeres. Allí hay hombres y mujeres. Y esa voz estaba bastante callada sobre la base de aplicar una frase de sentido común argentino que es: “por algo será”, que se aplicaba durante la dictadura, si se lo llevaron a alguien “por algo será”, o sea, era militante. Entonces, ahora si alguien sobrevivió, algo habrá hecho para sobrevivir, por algo será que sobrevivió. Entonces, esta especie de sospecha hizo que esa voz fuera bastante acallada y muy poco presente en la esfera pública. Y esto cambió por completo ahora, cuando digamos, como que hubo un quiebre, una recuperación de un espacio emblemático –que es además de donde sí sobrevivió gente–, que es un lugar, un campo de detención clandestina que era la Escuela Superior de Mecánica de la Armada, la ESMA, y el presidente argentino Kirchner está recuperando ese lugar para convertirlo en museo. Entonces, ya empezó a aparecer una voz pública y legítima de los sobrevivientes y de las sobrevivientes contando lo que pasó en ese lugar.

Pero lo que diría entonces es que a lo largo del tiempo hay como una especie de escenario político de luchas por quienes son las voces que van a ser escuchadas socialmente. Las madres fueron primero, después hay una voz importante que es la de la siguiente generación que son los hijos. Los hijos de los desaparecidos, hijos de exiliados. Aparece luego esta voz de los ex-militantes, de los sobrevivientes y una multiplicidad de voces de otras organizaciones sociales y otras partes de la sociedad argentina que también están reclamando la posibilidad tanto de conmemorar como de hacerse escuchar. Entonces, en este momento, si uno va a una de las marchas de conmemoración del 24 de marzo, se va a encontrar con que la columna de madres, la columna de hijos, es absolutamente minoritaria. Y va a encontrar cuadras de piqueteros, montones de organizaciones sociales de todo tipo, barriales, políticas que van a la marcha como van todos, o sea, que como que la dictadura no tiene dueño. La memoria de la dictadura no tiene un dueño legítimo, sino que en alguna manera, todos podemos y tenemos derecho a conmemorar o a darle sentido a ese pasado elaborando una narrativa de memoria.

 

Por último, ¿nos podrías contar algo sobre tu proyecto de investigación sobre la migración en el Cono Sur?

E. J. – Yo llevo adelante, simultáneamente, varias líneas de trabajo. Diría que mi trabajo central más grande, más importante, ha sido sobre temas de memoria de la represión. Es un programa que abarca seis países que tienen un componente muy fuerte de formación de investigadores jóvenes (pasaron sesenta becarios de seis países, hay una red constituida; seguimos trabajando…). Han salido ya diez libros (o más de diez), pero diez en la serie de libros, faltan sólo dos de esa serie. Y, ahí, bueno, hay de todo, es como el eje central de mi trabajo que está muy ligado al análisis del movimiento de derechos humanos.

Al mismo tiempo, yo siempre sigo trabajando con temas de familia y he hecho varias cosas recientes vinculadas al tema de familia, en parte porque me parece que es casi un compromiso político en este momento en que hay tanto énfasis internacional, en una especie de vuelta a una noción natural de la familia, y no hay un debate internacional, cuando uno viene trabajando esto desde hace tanto tiempo, mostrando que no se puede hablar de la familia sino de las formas de familia, y que hay pensar en la multiplicidad de formas. Hay un back-clash en el mundo, en esto y, entonces, yo creo que tengo que estar ahí, y estoy haciendo muchas cosas, reuniones internacionales, pero más basado en las tendencias sobre temas vinculados a la familia en América Latina.

Y tenemos en el IDES un equipo de gente y un trabajo de investigación que tiene que ver básicamente con esta idea inicial de cómo las sociedades y las culturas acompañan, se adelantan, se atrasan, a procesos políticos y de economía política, de formación de regiones, en este caso MERCOSUR (www.ides.org.ar/index.jsp). Entonces, ese gran programa tenía tres grandes líneas de trabajo. Una línea de trabajo que era fronteras, que no la coordinaba yo, sino Alejandro Grimson, y entonces de ahí es donde salieron varios libros, se hizo varios trabajos sobre áreas de fronteras. Un segundo tema que sí trabajé yo, con gente en distintos países, fue sobre movimientos sociales, y hay un libro que se llama: Más allá de la nación, las múltiples escalas de los movimientos sociales (Véase: E. Jelin (ed.), Más Allá de la Nación: Las Escalas Múltiples de los Movimientos Sociales. Buenos Aires, Instituto de Desarrollo Económico y Social (IDES)/Zorzal, 2003), tema sobre el que sigo trabajando, también sobre temas de movimientos sociales transnacionales. Y un tercer tema que tiene que ver con movimientos de gente y migraciones, con el que estamos cerrando este campo de trabajo. De hecho, hubo varios trabajos de investigación específica sobre los derechos de los inmigrantes de países limítrofes en Argentina. Hay, las instituciones del Estado que trabajan, promueven la discriminación, y las instituciones del Estado que reciben las demandas de los emigrantes cuando se sienten discriminados. O sea, todo el tema de los derechos de los emigrantes en Argentina.

Específicamente, hubo un proyecto que tuvo que ver con lo que pasa con los emigrantes y muchas de las emigrantes en el sistema de salud, ¿qué pasa con las bolivianas cuando llegan a un hospital en Argentina?, digamos, para ponerlo de manera más lúcida. Y, bueno, estos son algunos de los campos de trabajo y de investigación. Creo que en todos ellos siempre relacionados con una lógica de pensar constitución o procesos de construcción de ciudadanía, de sujetos individuales y colectivos con derechos, entonces pueden ser los emigrantes, pueden ser las mujeres, pueden ser las víctimas de derechos humanos. Pueden ser las formas de familia que no son aceptadas, pero que hay que luchar para que sí sean reconocidas y aceptadas y, bueno, digamos, mi trabajo, yo lo veo de distintas maneras alrededor de estos principios básicos de igualdad y diferencia. O sea, cómo reconocer diferencias y al mismo tiempo aceptar que necesitamos un umbral básico de humanidad. Y ese umbral básico de humanidad está en un principio de igualdad. Por ahí va mi trabajo y mi reflexión.