Estructuras Familares: Transcripción
Vamos ahora a nuestro próximo tema: formas familiares. Junto a las estructuras del mercado de trabajo usted describe este lugar como un lugar en donde las relaciones de género se cristalizan. ¿En qué se diferencian, por ejemplo, las familias en el Brasil de la pequeña familia alemana, muy difundida en la actualidad? ¿Qué estructuras sociales y sistemas de seguridad desconocidos para nosotros existen allá?
R. R. – Esas son ya dos preguntas muy extensas. Bueno, Brasil, en el sur, es un país de inmigrantes. En el nordeste de Brasil, desde el siglo XVI, y todavía, –bueno, borremos el todavía–, nos encontramos con la mayor sociedad esclavista de los tiempos modernos. Eso quiere decir, que allí se dieron formas familiares muy diferentes, que aún hoy tienen efectos.
Empecemos con el sur. El sur se caracteriza por la inmigración europea que viene originalmente de Portugal con el modelo de familia portuguesa. Un refrán portugués dice: “homen ja praça muja ja casa”, o sea el lugar del hombre es el lugar público y el de la mujer, la casa. Eso no rima sólo en portugués, pues este era el ideal de familia europea hasta entrado el siglo XX, y en el sur de Brasil, se asentaron inmigrantes portugueses, italianos y alemanes, los cuales vivieron los modelos familiares traídos de sus regiones de origen. Aún hoy, se puede ver las huellas de esto.
El nordeste era la gran región esclavista, y como dije, Brasil fue la mayor sociedad esclavista de los tiempos modernos, porque el producto más importante, el azúcar, se produjo con el trabajo esclavo. Brasil prohibió la esclavitud recién en 1888 por la presión internacional. Es decir, fue el último país de occidente que prohibió la esclavitud. Y en comparación con las colonias de España, la posición de la iglesia católica era mucho más débil. La iglesia no se esforzó mucho en imponer el matrimonio monógamo, pues la imposición del mandamiento eclesiástico hubiese prohibido la libre venta de la mercancía de la fuerza de trabajo. Encontramos también muchas uniones libres en los países latinoamericanos de carácter indígena, no obstante el modelo predominante era el matrimonio monógamo. Esto no ocurrió en las sociedades esclavistas y tampoco en el Caribe. Es decir, el Caribe y Cuba son un caso comparable con el nordeste del Brasil. Eso significó que hasta finales del siglo XIX, las familias en estos lugares podían ser separadas. O sea, la pareja compuesta por la madre y el padre podían ser separada de sus hijos. Eso lo fundamenté siempre con que la iglesia católica no insistió necesariamente en el acatamiento del matrimonio cristiano. Hay excepciones. Pero de cualquier modo, el matrimonio monógamo era más extendido en la sociedad mestiza que en la sociedad negra, o sea entre aquellos que crecieron dentro de la sociedad mezclada, donde la transición se dio más fluida. Hay un libro de Gilberto Freyre, Casa Grande y Senzala, que realmente idealiza la situación. Esto se diferencia con respecto a los Estados Unidos. En comparación a las condiciones en el Norte de América protestante, en donde la separación entre negros y blancos condicionada también por el puritanismo, se dio de una forma mucho más dura, incluso entrado el siglo XX, los hijos ilegítimos, en estos ambientes puritanos, eran considerados como deshonra absoluta, sobre todo para las mujeres. Mientras que la moral sexual de la iglesia católica en esas regiones era mucho más relajada. Por ejemplo, se puede ver aún hoy, en el interior de Brasil, en Sertão, que los hijos ilegítimos se sientan en la mesa de la cocina, no así del comedor. Recién con el cambio en la constitución los hijos ilegítimos tienes derecho a herencia. Entonces, se sabía quién era quién. Es decir, estos hijos no estaban totalmente discriminados y se tenía por lo menos aún un mínimo de obligación material frente a ellos. Aunque toda la regulación de herencia corría por el matrimonio, –y era uno de los objetivos principales del matrimonio para círculos terratenientes, ocuparse de la regulación de la herencia y el aseguramiento de las posesiones–, desde un comienzo, tenemos distintas formas familiares y, como dije, en el campo, y para la clase baja también se vuelve poco a poco importante el matrimonio monógamo y el compromiso de casamiento. Bueno, en la clase media y alta se da esta importancia de todas formas. Sin embargo, hay aún muchas relaciones libres, lo que significa, para decirlo de manera bien realista y resumida, que el hombre se puede ir y la mujer se queda con los niños. Un hombre que abandona el hgar no es bien visto, pero aún no está socialmente proscrito. Mientras que cuando una mujer abandona a sus hijos, queda proscrita y es descrita con los peores conceptos y además perseguida. Entonces, lo que se ha creado allí no es una sociedad matrilinear o matrifocal, eso se puede haber dado en algún lugar o en ciertos sectores también en el Caribe, sino un eje de responsabilidad de la mujer hacia los hijos y los ancianos. Y los ancianos, debido a una creciente expectativa de vida, se tornan un problema en el momento en que no están asegurados socialmente. Y el seguro social se incorporó parcialmente en el sector agrario en la década de los años 1960 –se debería decir que fueron los militares quienes gestionaron para que por lo menos los ancianos dispusieran de un mínimo de ingresos–. Muchos ancianos no contaron con la posibilidad de un asilo financiado privado o estatalmente, entonces fue una responsabilidad de la familia preocuparse por ellos.
La familia no debe ser confundida con un asilo de la armonía y la alegría, sino que la familia consiste de muchas otras instancias. La familia es la organización social en la cual debo necesariamente confiar, y en la cual tengo una pretensión moral. Y esto se torna muy visible cuando se trata de dinero. Sólo un aperçu a parte –ya que como también trabajé con partidos políticos y elecciones–, cuando se preguntaba quién tenía la tesorería del partido, la mayoría de la responsabilidad se encontraba en el círculo más intimo de la familia o de los amigos más próximos.
En la familia tienen lugar muchos conflictos, pero también mucha violencia doméstica, no obstante, la familia es muy importante para la sobrevivencia. Si ahora hablamos de la disolución de la familia o el aumento de los hogares solteros, por ejemplo, en Berlín, esto es naturalmente sólo posible, si existen otro tipo de seguro social e ingresos propios. Entonces, siempre cuando recibo visitas de América Latina, de amigas del movimiento de mujeres o del feminismo, todas están casadas y tiene hijos y siempre se sorprenden de nuestra vida de solteras, de nuestra vida sin hijos –lo que para las mujeres de mi generación en América Latina es imposible–. Actualmente, en las grandes ciudades existen nuevas formas de vida –en las grandes ciudades, no en la provincia o el interior–. Bueno, esto sólo en lo que toca a la estructuración, ya que las relaciones familiares en América Latina, cuentan con otra base material, comparada con nuestras sociedades.
En el libro editado por usted e Ilse Lens, Trabajo femenino en procesos de desarrollo (Frauenarbeit im Entwicklungsprozeß, 1984), usted describe que las mujeres en el nordeste de Brasil desean un núcleo familiar estable, mientras el movimiento de mujeres de la clase media lo ve críticamente. ¿Cómo se explica las diferentes ideas de familia entre estos estratos sociales?
R. R. – Tomemos primero a la mujer de clase media con mejor formación y otra socialización. La píldora anticonceptiva existe desde los años 1960 y en Brasil ha sido siempre relativamente accesible. Se podía comprar en los supermercados. En Brasil, se toma en consideración lo que puede significar tener más niños y la píldora anticonceptiva hizo posible la planificación. Esto significa para la pareja hacer la calculación de las posibilidades de vida, es decir, más hijos cuestan más dinero –si se les quiere asegurar una mejor educación y un futuro mejor–. Y creo que la calculación de las posibilidades de vida es un argumento muy importante. Hemos hecho en la actualidad estudios históricos, por ejemplo sobre Alemania del norte, en los cuales se muestra que el promedio de hijos en las familias protestantes, ya a finales del siglo XIX, era de 3,5. No me pregunten cómo lo hicieron. No había aún métodos profilácticos. Pero creo que la calculación de las posibilidades de vida ha jugado un rol importante. La educación cuesta, la socialización de los hijos cuesta también, y ahí se comprueba un modelo de calculación. Se puede observar, de la misma manera, que en la segunda generación de inmigrantes, también en México y en las grandes ciudades de Brasil, la cantidad de niños disminuye. En Río, en un estudio del año 1982, el promedio de hijos era de 2,4. Y creo que eso significaba la calculación de las posibilidades de vida. Significa que no se tiene una casa, sino un apartamento, que se valora más la privacidad, se le da mayor importancia a la pareja y no tanto al gran número de personas que lo rodean a uno, aún cuando las relaciones familiares funcionan bien. Y que en la zona agrícola los niños sean fuerza de trabajo, es un argumento muy conocido. Se cree precisamente que a los niños se les puede mantener, y que se requieren niños a partir de los 8 o 9 años como fuerza de trabajo. Los muchachos en el campo y las muchachas en las tareas domésticas. Por ejemplo ahí la migración se desenvuelve fuertemente, la cuota de “drop-out” en la muchachas es muy alta, porque prácticamente cuando la madre está obligada a buscar trabajo remunerado, las muchachas deben asumir las tareas del hogar y eso ya se da a partir de los 7, 8 o 9 años. El núcleo familiar es un modelo occidental. Y esto continua, aunque por decirlo así resulta “chic” estar soltera y llevar una vida libre. Lo que, entretanto, es posible en la ciudades grandes. Pero creo que también todo se ha expandido fuertemente a través de los medios en forma de películas, por ejemplo, la familia estadounidense que se muestra con casa propia y auto y todos los aparatos electrónicos, determina fuertemente la imagen de la clase media. Y “Disneylandia” superó cualquier otra oferta como destino.
¿Cuáles son las razones por las que el movimiento de mujeres, conformado por las mujeres de la clase media, vea de forma crítica precisamente ese núcleo familiar?
R. R. – Creo que usted tomó eso de los libros, pues significa para usted, desde luego, que ciertas opciones son de carácter positivo. Creo que esta apreciación es un producto más de la lectura que de la vida vivida realmente, es decir, que una nueva forma de relación de pareja que significa más libertad de acción, también más realización personal, no se permita ser comida por la familia.