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Feminización del Trabajo: Transcripción

 

Exacto, a lo anterior volveremos más tarde. Usted utiliza el término “feminización del trabajo”. ¿Qué significa feminización del trabajo en América Latina? ¿Qué nos podemos imaginar concretamente?

R. R. – Bueno, es un concepto doble: “feminización de la pobreza” y “feminización del trabajo”. Esto significa que las mujeres tienen que aceptar esta doble sobrecarga de manera infinitamente más dramática, como lo fue en los países industrializados, luego de la Segunda Guerra Mundial. También significa que en casos muy contados hubiera una guardería para las mujeres de clase baja o trabajadoras. (En la legislación brasileña del año 1942 se introdujo que empresas con más de 30 trabajadoras, debían tener guarderías. Eso lo constaté 10 años después, pues nunca encontré una empresa que tuviera una guardería. La Volkswagen y otros consorcios multinacionales lo descubrieron y lo incorporaron después. Es decir, se adoptaban artículos que para las propias sindicalistas eran totalmente desconocidos).

Con “feminización del trabajo y de la pobreza” entonces se quiere hacer referencia a esa doble sobrecarga, es decir, el que se tenga entre 45 y 48 horas laborales a menudo bajo condiciones muy duras e insalubres, y luego, recibir un salario mínimo por ello (esto ocurrió por ejemplo en Brasil, a finales de los años 1970, cuando el salario era de 65 dólares mensuales, y aunque hoy el salario es más alto, sin embargo, la tasa de inflación también es mucho más alta), o que en el camino a casa, se tenga que comprar algunos alimentos –lo más barato posibles–, para luego llegar y tener la casa llena de gente anciana o con niños y además un marido o pareja ausente. Además, el tener que trabajar muchas veces bajo duras condiciones climáticas, por ejemplo, el lavar ropa es un trabajo duro, y el uniforme escolar tiene que estar planchado y almidonado diariamente, y la comida tiene que ser cocinada. Al trabajo de la calle se le agregan 3 o 4 horas de duro trabajo corporal, en la forma de trabajo doméstico.

Con relación a la ausencia de los hombres, en el sector agrario sucede a menudo que los hombres tienen que migrar a otras regiones para buscar trabajo. Los hombres al comienzo envían algo de dinero y luego no envían más. Y las mujeres se quedan a cargo de los hijos y los ancianos. Esta situación no implica ninguna decisión libre de trabajar. Esto sólo es posible para las mujeres de la clase media, aunque ahora, para ellas, debido a las relaciones económicas, también se ha vuelto necesario trabajar. Para las trabajadoras y mujeres del campo no es de ninguna manera el trabajo una elección libre. Esto parece ser natural y dado por dios y socialmente.