Adopción
Con respecto a la adopción Tarducci expone: “No nos encontramos ante conceptos estáticos de carácter universal, por lo tanto: “La adopción podría ser una excelente oportunidad para aportar una visión más pluralista de la familia, pero la insistencia de los padres y madres adoptivos en ser “familia normal” alimenta la distinción”. (Tarducci 2011 a26). Otros conceptos relevantes al momento de pensar la adopción, según Tarducci, son; el parentesco, la comprensión de familia, los límites entre naturaleza y cultura, como también los estereotipos forjados alrededor de la maternidad y la mercantilización de los niños y niñas. La antropóloga también destaca un crecimiento de adopciones internacionales citando a Howell (2009) quien opina que igualmente aún hay poca atención teórica, visibilidad y poco interés hacia el tema dentro de la antropología. haciendo referencia a lo considerado “natural” Tarducci explica que: “Lo primero que se propone se basa en la premisa de que no hay “hechos”, biológicos o materiales, que tienen consecuencias sociales y significados culturales en sí mismos y acerca de los mismos. El intercambio sexual, el embarazo y el parto son hechos culturales, cuya forma, consecuencias y significados han sido construidos socialmente en cualquier sociedad, como la maternidad, la paternidad, el juicio, el gobierno o el hablar de las divinidades. Simplemente no hay “hechos” materiales que puedan ser tratados como dados pre-culturalmente” (Tarducci, 2011: 20). Por lo tanto, conservar determinadas concepciones e incluso prácticas culturales también deberían ser adaptados a medida que vayan surgiendo nuevas necesidades sociales relacionados con Derechos Humanos.
Tarducci también expone los orígenes y motivos de la adopción internacional, como la conocemos actualmente: “Los orígenes de la adopción internacional se sitúan al final de la Segunda Guerra Mundial, como una respuesta humanitaria a la gran cantidad de niños huérfanos cuyas familias habían experimentado las consecuencias de la guerra. Familias de Estados Unidos, Canadá, Australia, principalmente, adoptaban niños de Alemania, Italia y Grecia, donde existía una situación de emergencia. (Tarducci, 2011: 41)[1]. La solidaridad ante la situación de los países europeos luego fue ampliada a los demás continentes y con más propósitos, así Tarducci continúa “Pero recién a fines de los años sesenta se construye la imagen de la adopción como “solidaridad con el Tercer Mundo”. Paulatinamente fue cambiando el sentido de la adopción internacional, que pasó de estar centrada en la necesidad de dar un hogar a niños que no lo tenían, a satisfacer la demanda de las parejas de los países centrales, donde las tasas de fertilidad habían ido disminuyendo y escaseaba la posibilidad de la adopción nacional.” Así concluye (sin agotar las motivaciones e intenciones al adoptar) con los siguientes factores: “Se señalan como factores que alientan la adopción internacional los altos índices de fertilidad, la falta de niños para ser “adoptados a nivel doméstico y la no menos motivadora tendencia “humanitaria” de rescatar niños pobres y darles mejor vida. (Tarducci, 2011: 41). Tarducci cita a Dubinsky para explicar que en Occidente la adopción se está moviendo hacia una mayor apertura y al mantenimiento de lazos con la familia consanguínea y que esa tendencia a hacer cada vez más abierta a la adopción, promueve que las personas adoptadas conozcan su origen, sin embargo: “La cuestión de la búsqueda de sus familias de origen por las personas adoptadas provoca una intensa polémica porque, en primer lugar, entran en colisión el derecho a conocer la identidad con el derecho de las mujeres que dieron sus hijos en adopción, que tal vez no deseen el encuentro. En segundo lugar, se discute la presión social que empuja ese encuentro, que acentúa la importancia de los lazos biológicos” (Tarducci, 2011: 29).
Fuentes:
Tarducci, M. 2011a. “La adopción: Una aproximación desde la antropología del parentesco”. Primera edición. Feminismo y sociedad 6. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Librería de Mujeres Editoras, pp 26-43.