Feminismo
En la obra de Rott el feminismo se establece como perspectiva en la medida en que la autora considera el lugar de las mujeres y su posición social discriminada en una determinada sociedad. En su obra, la perspectiva feminista proporciona un tipo de análisis que ayuda a comprender la situación de las mujeres en áreas sociales generales como las de trabajo, estructuras del mercado laboral y relaciones laborales, o estructuras familiares.
El feminismo como activismo político viene con la exigencia de cambios y petición de derechos. En el caso de Rott, sus mayores logros como feminista se han dado sobre todo en el ámbito universitario, a través de su participación en la creación de grupos de mujeres (mujeres del tercer mundo), promoviendo proyectos para el fomento de la mujer y apoyando el otorgamiento de cátedras y puestos de trabajo para otras mujeres. En Alemania, en la década de los años 1980, la presencia, posicionamiento y ocupación de lugares se condujo bajo el nombre de “cuota femenina”.
Desde la perspectiva histórica, Rott ubica la entrada del feminismo en este país a finales de los años 1970 y comienzos de los 80. En 1977, por ejemplo, se creó en Berlín la primera universidad de mujeres y, para esa fecha, ya se había dado un aumento paulatino de estudiantes mujeres en las distintas carreras. Para este momento, dice la autora, el tema central era –como parte del debate sobre lo público y lo privado–, el del trabajo doméstico. Sin embargo, el feminismo en Alemania no fue lo que definitivamente encausó a Rott dentro de esta corriente, sino más bien sus experiencia en América Latina e India.
Rott señala situaciones de la mujer que le causaron un gran impacto, por ejemplo, la alta privación de derechos, la gran falta de protección en los espacios de trabajo o frente a delitos sexuales –violación o violencia doméstica–, y frente a políticas poblacionales violentas. Con respecto al último punto, Rott recuerda el caso ocurrido en India entre los años 1972 y 1973. Por esos años, se llevó a cabo una gran campaña de control natal, en la cual muchas mujeres fueron esterilizadas clandestinamente. Otras políticas poblacionales de esterilización se dieron también en países como Brasil, donde las estadísticas mostraron que el porcentaje más alto de esterilizaciones se dio dentro del grupo de mujeres negras.
Otro tema de investigación que introduce a Rott en las problemáticas de género es el de las situaciones laborales y mercado laboral. Cuando la autora se decide a estudiar los sindicatos percibe de inmediato la falta de derechos para la mujer en el espacio de trabajo, el exceso de obligaciones naturalizadas y de carga sin poder de decisión, que Rott llama feminización del trabajo y las muy pocas posibilidades de ascenso laboral. Los sindicatos que defendían a los trabajadores, dice Rott, eran controlados exclusivamente por hombres y en ellos no se atendían las demandas de las mujeres. Las condiciones de ascenso laboral se daban bajo clásulas muy poco favorables para la situación de las mujeres, que debían cumplir además con otras obligaciones como la atención del hogar y el cuidado de la familia.
En el caso del Brasil, Rott señala la importancia que los movimientos de base tuvieron para mejorar la situación de las mujeres, de sus condiciones de vida y las necesidades de su familia, como en el acceso a la escuela, a estaciones de ómnibus y al agua. A nivel de los barrios y en alianza con la iglesia católica y el movimiento de la teología de la liberación se dieron cambios para las mujeres en un marco de movimientos sociales y de base en general. Un área todavía más trascendental para el cambio de la situación de las mujeres en las sociedades fue en el tema de la sexualidad, en donde debido a escándalos y violencia cometida contra la mujer se comenzaron a confrontar las leyes desfavorables para la mujer de las distintas constituciones.
En un sentido conceptual, Rott establece ciertas críticas a un feminismo que llama feminismo utópico, por pensar a las mujeres en el desarrollo de una fuerza propia y autónoma sin la consideración de su pertenencia étnica, a clases y estratos. En esta dirección coloca el ejemplo de la activista negra Ángela Davis, quien tiene que defender su situación no sólo como mujer, sino también como negra. También en esta línea de pensar un feminismo utópico, Rott cuestiona aquellos planteamientos que colocan a la mujer en un plano de inocencia o los que abogan por esencialismos en la condición femenina como el no autoritarismo o la no violencia.
Las mujeres no siempre han defendido la paz, tampoco han impedido el autoritarismo. Aquí señala el papel que las mujeres tuvieron en el tercer Reich o el papel de mujeres gobernantes como el de la primera ministra inglesa Margaret Tatcher. En la entrevista, Rott cuestiona entonces las posiciones que hacen creer que las mujeres no ejercen posiciones autoritarias o de violencia, sin embargo, por otro lado, Rott marca la diferencia entre los hombres y las mujeres, sugiriendo que las mujeres piensan de una manera distinta que los hombres. En el debate feminista todavía están por dilucidarse aspectos que se atienden bajo la dicotomía: feminismo de la igualdad y feminismo de la diferencia, como las formas de pensar del hombre y de la mujer.