Lo público y lo privado
Como parte de su seguimiento histórico, de Barbieri indica que “el núcleo duro de la distinción entre lo público y lo privado parece encontrarse en la teoría del contrato social. Subyace a la elaboración conceptual que cuestiona el ordenamiento feudal y posibilita la constitución de la democracia burguesa, la aparición del individuo libre –ciudadano en quien descansa la soberanía de la nación y del Estado moderno– (…). Así se construye la sociedad civil, como la suma de los individuos-ciudadanos. Público y privado son las esferas en que se divide la sociedad civil. En la primera, que fue objeto de reflexión de los contractualistas, acontecen las actividades propias de la ciudadanía. La privada, en cambio, no es política por definición. A nivel generalizado, predomina la representación de “lo privado” como “ámbito doméstico, espacio físico de la vivienda, de sus alrededores y las relaciones parentales e íntimas que tienen lugar en él” (p. 110). Mientras que por “lo público” predomina “todo aquello que transcurre fuera del hogar y las relaciones sociales no adscritas en función del parentesco, la conyugalidad y la amistad (ibídem).
Lo público se puede definir “como el espacio de conocimiento y reflexión de la sociedad sobre sí misma y de las propuestas y acciones colectivas que tienden a mantener o alterar el estado de cosas vigente en la sociedad, o en sectores particulares de la misma. Se trata de un ámbito heterogéneo, donde es posible distinguir niveles diferentes” (págs. 120-121). Para el ámbito de lo privado, de Barbieri propone trascender la definición de lo privado: “como el locus de la subordinación, negador de las potencialidades de las mujeres que buscan alguna expresión de trascendencia individual o colectiva” (p. 108). Lo privado como cuestión o expresión de lo individual, se puede manifestar en los diferentes espacios: en la casa, en la calle, en los espectáculos”. Por ello, dentro de la corriente del feminismo la “esfera privada”: “se valoró el hacer de las mujeres como punto de partida para transformar las relaciones desiguales y jerárquicas”. En la “esfera pública”, “se expresaron la protesta y los proyectos de cambio o más generales y globales de las relaciones entre los géneros” (p. 108).
La representación dominante de que el hogar es un lugar de descanso y de ocio, y no trabajo, quedó en entredicho: “Se observó que, por el contrario, el hogar es un lugar de actividades que requiere de tiempo y energía humana para el mantenimiento de la vida de sus integrantes” (p. 109). En cuanto a los roles de la mujer de madre, de organizadoras de la vida doméstica y familiar, de Barbieri los define como “poderes femeninos que las mujeres emplean para contrarrestar, resistir, oponerse al poder masculino. Y mientras las prácticas y las representaciones no cambien radicalmente, la subordinación de las mujeres sólo logrará transformaciones no sustantivas” (p. 130).
En conclusión: “Lo público y lo privado son representaciones de la sociedad que han acompañado el desarrollo del capitalismo y el proceso más global de la modernidad. Con base en la dicotomía imaginaria se recrearon y organizaron los sistemas sociales y las formulaciones normativas, se definieron espacios de competencia para las actividades económicas, políticas y culturales” (p. 128).
No obstante, para indagar más estos espacios y para poder dar cuenta de otros como esferas o ámbitos de acción, de Barbieri define lo público y lo privado (16) como espacios de interacción en los que se vienen produciendo diferentes normatividades. Más allá de la dicotomía de lo público y lo privado, de Barbieri señala que en el estudio actual de los espacios vistos como ámbitos de acción existe de hecho una mayor complejidad que trasciende la lógica binaria: “Público y privado son ya hoy, como tantos autores han señalado y analizado, inoperantes: restringen y confunden el conocimiento sobre las sociedades y la comprensión de sus actores. Parece entonces necesario representar a las sociedades actuales con otros ámbitos, de manera de dar cuenta de la diversidad en que transcurre la vida social” (p. 128).
Referencias bibliográficas:
Teresita de Barbieri: Los ámbitos de acción de las mujeres, en: Narda Henríquez (ed.). Encrujiadas del saber: los estudios de género en las ciencias sociales. Lima, Pontificia Univ. Católica del Perú, 1996, p. 107-132..