Disziplinen
Disciplinas en el Instituto de Estudios Latinoamericanos
Las seis disciplinas representadas en el Instituto de Estudios Latinoamericanos son transfronterizas y dependen de un diálogo y cooperación interdisciplinarios. No obstante, abarcan una amplia perspectiva histórica y procesos culturales e interculturales complejos, así como percepciones divergentes. Para el entendimiento de las dinámicas culturales específicas de América Latina, los estudios de antropología cultural y los estudios latinoamericanos en lengua, literatura y cultura son fundamentales. La ciencia histórica, la ciencia política, la sociología y la economía en el LAI están más estrechamente unidas a sus disciplinas de base, pero también trabajan para el entendimiento de fenómenos que exigen el cruce de fronteras de las disciplinas clásicas y - lo que ha sido más evidente en los últimos años - para contribuir a la ampliación de sus propias disciplinas. Estas no solamente se confrontan con materiales empíricos diversos sino que, en parte, también con otras tradiciones de pensamiento y con el desarrollo de las disciplinas en América Latina.
En lo que se refiere a la ampliación de las disciplinas particulares y su cooperación, las investigaciones sobre género han sido muy productivas, ya que han propiciado estímulos importantes para desarrollos metódicos y teóricos.
El perfil del LAI comprende un interés disciplinario extenso en la discusión y evaluación críticas de planteamientos y prácticas de desarrollo político, en donde las reflexiones teóricas y las referencias en cuanto a las prácticas de desarrollo político son de gran relevancia.
Debido a la historia de la formación del tema y a las relaciones con el objeto de estudio, los contextos se articulan de manera diferente en las diversas disciplinas.
Los estudios de antropología cultural unen a la arqueología, etnohistoria y etnología en una asignatura y con ello armonizan con la "antropología cultural y social", la cual reúne igualmente las disciplinas etnología, etnohistoria y arqueología en una asignatura. Sólo de esta manera la disciplina puede acercarse al entendimiento de la historia de sociedades que han desarrollado sistemas de organización social estatal complejos sin escritura - o en gran parte sin escritura- , y cuyos restos materiales sólo pueden interpretarse adecuadamente con conocimientos provenientes de las ciencias culturales y sociales. Del mismo modo, los descendientes de éstas sociedades - a partir de su incorporación e integración al actual sistema global - no pueden ser correctamente entendidos si no se recurre al estudio de su pasado precolonial. Asimismo, los estudios de antropología cultural no pueden prescindir de los aportes de las ciencias históricas y, para los siglos XX y XXI, de los aportes de la sociología, la ciencia política, la economía y los Estudios latinoamericanos en lengua, literatura y cultura, al tratar de entender los procesos de cambio de los descendientes de las sociedades precolombinas en la historia colonial y republicana de América Latina. El enlace de la etnohistoria en los estudios de antropología cultural con la ciencia histórica referente a América Latina es tan estrecho, que una separación disciplinaria solamente pudiese aclararse a partir de la historia de la ciencia europea.
Es cierto que los estudios latinoamericanos en lengua, literatura y cultura se desprendieron de la filología europea occidental, pero en la investigación de las literaturas de América Latina y de las literaturas latinoamericanas fuera de América Latina, la disciplina se ha visto confrontada con procesos transfronterizos, los cuales - junto a una discusión de crítica literaria sobre un canon de textos literarios ampliamente comprendido - obligan a orientar la disciplina hacia las ciencias culturales. La fragmentación de la modernidad, visible precisamente en el área de la literatura, el cambio - enlazado a la globalización - de las formas de distribución y producción literarias y artísticas y el efecto de éste sobre ellas, su inscripción en los desarrollos de la literatura mundial, así como el cambio de la localización de la cultura debido a las migraciones - hacia las ciudades y más allá de las fronteras nacionales -, no pueden entenderse con los conceptos de diferenciación dicotómicas tradicionales en el área de la literatura, como lo son los de lo "culto/popular". Estos desarrollos han conducido hacia una perspectiva cambiante en cuanto a las literaturas y culturas de América Latina desde los años 90, como ha sido el caso en los "estudios culturales" en América Latina y los Estados Unidos.
Las dinámicas culturales heterogéneas de América Latina no pueden seguir siendo entendidas, en primera línea, bajo aspectos de dependencia como en los años 70 y tampoco, sobre todo, bajo el aspecto de la construcción de lo "otro" y lo "propio" como en los años 80. Interrogantes sobre frontera (también la frontera entre los géneros en sentido teórico-literario), sobre lo transfronterizo (también en el sentido estético de parodia) y sobre procesos culturales de negociación tanto de posiciones como de procesos de exclusión e inclusión (absolutamente también en el sentido de la construcción de cánones y del esbozo de teorías estéticas), por un lado y, por otro, sobre las formas de representación y narración en construcciones de identidad en sentido étnico, de género, político y social, orientan no solamente un quehacer de la literatura y cultura actuales, sino que también hacen posible una nueva visión de la literatura e iconografía latinoamericanas desde la conquista, la época colonial y la creación de naciones hasta el siglo XX. En esto se puede recurrir a una discusión fructífera con el barroco. Como puntos de referencia, conceptos teórico-culturales - como los de "heterogeneidad", "Borderlands" ("zonas fronterizas") y ("trabajadores fronterizos"), los de "hibridación", "transculturación" o "creolización" - ofrecerán planteamientos para la investigación de los desarrollos y manifestaciones de modernidades latinoamericanas y de las dinámicas culturales correspondientes. Éstos corresponden en gran medida con planteamientos teóricos de los estudios de género, en los cuales las interrogantes sobre la construcción de los sexos se encuentran en el centro del contexto de las dinámicas culturales.
A través de las relaciones entre las diferentes literaturas y culturas latinoamericanas (inclusive las producidas en los Estados Unidos), así como del debate teórico-cultural de latinoamericanos(as) (aunque éstos radiquen y trabajen parcialmente en los Estados Unidos y en Europa) surge la esfera de interacción "América Latina". No obstante, su investigación requiere - debido a la diversidad de las dinámicas culturales y a las formas de procesamiento lingüísticas - una diversificación de la disciplina en Estudios Hispanoamericanos (incluida la literatura hispana estadounidense), Estudios sobre Brasil y Estudios sobre el Caribe, así como una cooperación con la antropología cultural y la filología románica.
Para la ciencia histórica es evidente cómo conceptos y métodos hasta ahora estables se encuentran con límites analíticos al proceder a la reconstrucción de la historia de América Latina. Durante mucho tiempo, la historiografía tradicional sobre América Latina se concentró principalmente en la población dominante, no indígena, tanto del período colonial como de los estados nacionales, ya que el análisis etnohistórico de la población indígena era objeto de estudio de la antropología cultural o de la "antropología social y cultural". No obstante, los estratos sociales bajos y medios y grupos étnicos, afro americanos y de mujeres, así como las relaciones e interacciones entre ellos, se acercaron progresivamente hacia un primer plano dentro del marco de la historia social, económica y cultural. Estos desarrollos - tanto como la creciente importancia de las investigaciones de género y sobre la mujer - pusieron en cuestión la división tradicional de las disciplinas. Para concepciones y métodos, el trabajo intensivo en conjunto con las disciplinas cercanas es imprescindible, ya que la ciencia histórica de América Latina en el LAI se concentra en dos grandes espacios histórico-temporales, al mismo tiempo uniéndose y en cooperación con los estudios de antropología cultural: la constitución de sociedades latinoamericanas desde la conquista hasta finales del siglo XVIII y la fase de dinamización de los caminos hacia la modernidad, que comenzó en el siglo XVIII y perdura hasta hoy día.
Aunque un enfocamiento más fuerte hacia procesos de globalización y de transnacionalización tiene repercusiones sobre la reestructuración de las agendas de la sociología, la ciencia política y la economía, los análisis sobre procesos de modernización en las sociedades "periféricas" cobran importancia para la realidad de las sociedades "desarrolladas" e influencian además la nueva estructuración de las disciplinas. Los fenómenos aquí comprendidos muestran los límites de las direcciones disciplinarias estrechas, para las que las experiencias de la modernización de sociedades del atlántico norte han servido de parámetro universal. Los procesos de transformación no resultan en la formación de una copia más o menos deficiente de las sociedades industriales, sino que conducen hacia formaciones y fragmentaciones propias de la modernidad, las cuales no pueden comprenderse dentro de la dicotomía tradición/modernidad. Por esto, para las ciencias sociales en el LAI se trata de comprender procesos complejos cuyas dinámicas económicas, políticas, sociales y culturales permitan una inclusión más compleja de las sociedades latinoamericanas en estructuras globales y que van más allá de lo que puede abarcar el término "dependencia". Esto lo muestran, por ejemplo, los procesos complejos de migraciones internacionales, el surgimiento de complejas producciones culturales latinoamericanas fuera de América Latina, la apropiación local de los discursos sobre los derechos humanos, etc. Estos ejemplos, sin embargo, construyen, particularmente en el área económica, un campo experimental para las fórmulas globales. Las relaciones del mercado - que durante décadas caracterizaban a la "periferia" - penetran el lugar desde el cuál arranca el capitalismo industrial y provocan ahí una "brasilianización" económica y social. Al mismo tiempo, la pobreza y la desigualdad, el aumento del crimen organizado - especialmente el mercado de drogas - y los procesos de violencia, socavan la cohesión social y la legitimación de la democracia y la representación en América Latina.
La sociología adquiere en esto una importancia central, ya que su tarea original es analizar las formaciones complejas de modernidades fragmentadas con material empírico - especialmente también comparativo - y al mismo tiempo reflexionar sobre las discusiones teóricas resultantes de los análisis en América Latina. Los procesos de transnacionalización y globalización, aportan sin duda al desarrollo de la disciplina.
Para la ciencia política, esto significa el análisis de la realidad política y social - con sus complejas interdependencias internacionales y regionales - de los países de América Latina. Utilizando las oportunidades de un centro interdisciplinario, no se trata solamente de preguntar por las posibilidades de imposición, consolidación o bloqueo de procesos de democratización y la introducción o la derrota de las instituciones y los procesos correspondientes; más bien deberán ser analizadas, de igual manera, las condiciones y consecuencias de éstos procesos en la cultura política de sociedades modernas caracterizadas por fragmentaciones profundas de tipo económico, social y cultural.
En cooperación con la ciencia económica, el estudio de los procesos heterogéneos de una modernidad fragmentada exige retomar interrogantes acerca de la reproducción y de la superación de la pobreza bajo una perspectiva que permita identificar combinaciones negativas y positivas de las características de los diferentes modos de producción. Por ejemplo, puede aparecer la combinación de la capacidad de resistencia de la economía familiar con el impulso de acumulación de una economía monetaria activada por un mercado de capital en una esfera de interacción dinámica concebida como cambio económico-tecnológico del mismo modo que la mezcla de exclusión económico-monetaria y autoexplotación económico-familiar. No son los dualismos - pensados como sucesión cronológica - de sociedades "tradicionales" y "modernas" o de economías consolidadas como informales o institucionales las que construyen el patrón base del conocimiento, sino la simultaneidad de lo diverso que puede desarrollar dinámicas específicas concentradas y diversas según la constelación, respectiva y concretamente como una trouvaille de la historia o - en términos económicos - como "equilibrios múltiples". Junto a esto, las economías de países latinoamericanos deberán ser analizadas especialmente en el contexto de su integración en múltiples relaciones económicas globales, las cuales abarcan desde las redes transnacionales de movimientos migratorios hasta las crisis monetarias y financieras internacionales.
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