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Objetivos, disciplinas, trabajo interdisciplinario

Objetivos, disciplinas, trabajo interdisciplinario

 

La división del trabajo en disciplinas especializadas regionalmente y disciplinas orientadas sistemáticamente, deberá ser constantemente repensada y reestructurada ante los cambios globales y locales. Los complejos y heterogéneos procesos económicos, sociales y culturales asociados al concepto de globalización, cuestionan cada vez más aquella perspectiva de investigación que se limita a disciplinas separadas y se apoya únicamente en tradiciones de pensamiento anglosajonas y de Europa occidental, así como en experiencias empíricas. Los procesos de conexión global de dinámicas de desarrollo - tanto locales como regionales - no pueden entenderse exclusivamente desde la perspectiva de Europa occidental y de los Estados Unidos. Los contextos mundiales tampoco pueden comprenderse partiendo sólo desde ésta perspectiva. Al mismo tiempo, los procesos de globalización no son un fenómeno nuevo sino que - como lo muestran perspectivas provenientes de fuera de Europa - están estrechamente ligados al origen y a las crisis de la modernidad en Europa.

No sólamente debido a la estrecha interdependencia de la construcción de relaciones internacionales modernas, a partir del "descubrimiento de América" en 1492, con el desarrollo de la modernidad en Europa, sino también debido a las imágenes del nuevo mundo que se relacionan con éstos fenómenos y que imaginan a ésta como ajena y exótica por un lado y como parte del Occidente por el otro, es que el trabajo científico sobre América Latina aporta nuevos conocimientos para las disciplinas particulares, no sólo mostrando sus límites, sino también aportando a su modificación y reestructuración. Por ello, la investigación y enseñanza sobre determinadas regiones se ve comprometida a ampliar el punto de vista estrecho a través del cual los mundos "extraños" y "desconocidos" son comúnmente vistos.

El proyecto de desarrollo europeo u occidental de una modernidad concebida sin fronteras espaciales y/o temporales ha sido impulsado fundamentalmente por las experiencias de ultramar. No obstante, América Latina ha seguido al proyecto modernizador solamente de manera limitada. Desde su descubrimiento y violenta colonización, las diferentes partes del "nuevo mundo" han seguido caminos propios de la modernidad, los cuales han conducido en muchas regiones a fragmentaciones complejas. Estas fragmentaciones no pueden representarse aisladamente como meramente sociológicas, étnicas, regionales, económicas o políticas, sino que deben ser descritas más bien en un sentido más amplio como "culturales". Partiendo de la antropología cultural, se trabajará con un concepto cultural amplio. Este concepto no reducirá la cultura a una parte de la esfera de los procesos sociales, sino que la entenderá como configuraciones de esquemas de cognición, representación y prácticas de actores sociales, cuyas negociaciones individuales estarán colocadas en múltiples relaciones de poder y jerarquías sociales. Las dinámicas culturales serán entendidas como elementos importantes de acontecimientos económicos, sociales y políticos que no se dejan evidenciar solamente en procesos a nivel macro, sino que deben ser investigados también a partir de objetos más pequeños de análisis como comunidades indígenas, asentamientos urbanos, familias y empresas.

Las dinámicas culturales de América Latina son producto de relaciones de cambio que desde el siglo XVI estuvieron marcadas, en su conjunto, por una estrecha interdependencia con Europa y, más allá de Europa, con el viejo mundo. En estas relaciones han jugado un papel central culturas de muy distinta índole. Primero las sociedades prehispánicas, que según la región variaban entre unidades de parentesco de cazadores y recolectores, que estaban organizados de una forma muy sencilla, a sociedades estatales complejas. La integración de estas sociedades en el contexto global - la mayoría de las veces violenta y determinada por procesos complejos de exclusión, apropiación y adaptación mutua - fue producto de la combinación de los intereses y posibilidades de la dominación colonial con estas sociedades precolombinas. Al mismo tiempo, fue necesaria la importación de fuerza de trabajo proveniente de Asia, así como esclavos de África para la explotación de los recursos del continente Latinoamericano en aquellos lugares en donde los europeos no encontraran pueblos dominables a quienes pudieran someter a sus intereses económicos. De esta manera, ésta parte del mundo se constituyó desde un principio en relación con otros lugares del mundo. Estos "otros", así como el mismo contexto global, han cambiado desde entonces y seguirán cambiando.

La diversidad cultural, en un contexto de intercalamiento global progresivo de sociedades que desde principios del siglo XIX han sido constituidas en gran parte por los estados nacionales, no puede entenderse solamente desde la perspectiva de disciplinas que se han formado en el contexto de sociedades nacionales unidas de manera relativamente sólida, como las europeas. Esto es, sociedades basadas en la división del trabajo, cuyas fronteras - establecidas en ésta división del trabajo - no han sido cuestionadas fundamentalmente y para las que se ha elaborado un código disciplinario y especializado correspondiente. Las culturas latinoamericanas siempre se han caracterizado por ser transfronterizas y no pueden ser entendidas disciplinariamente aún en la "modernidad" actual aparentemente global y estandarizante. Una comprensión sistemática de sus constantes y regularidades requiere de la cooperación con las disciplinas cercanas, para que el análisis científico sea adecuado tanto en lo que toca a su carácter regional, como a su actualidad.

Sin embargo, no sólo América Latina como objeto de estudio, sino la percepción y recepción de la producción intelectual de esa región están sujetas a cambios. Así América Latina puede, por un lado, ser vista y representada como parte del occidente junto con Europa y Norteamérica así como Australia y Nueva Zelanda. Por otro lado pertenece, junto con Asia y África, también a aquellas regiones en las cuales las promesas de desarrollo económico y de democratización política - que estaban unidas con el proyecto modernizador para el "tercer mundo" - sólo han sido cumplidas de una manera fragmentada. Al mismo tiempo, estas percepciones son complementadas y superpuestas por otras, que conciben a América Latina como parte de la zona pacífica o del "Atlántico negro" ("Black Atlantic") o integradas en relaciones sur-sur. Ibero América y más tarde Indo- y Latinoamérica, como fenómenos culturales, son construcciones europeas que actúan de vuelta nuevamente sobre Europa. Algo semejante ocurre en la relación entre América Latina y América del Norte/Norteamérica, en especial en los Estados Unidos.

 

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