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POSTMODERNISMO

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Postmodernismo. Heidegger: la modernidad como destino de la devastación.

Hasta cierto punto podría decirse que el postmodernismo en términos filosóficos implica una especie de renacimiento de Heidegger. Sobre todo en aspectos que no se consideraron anteriormente, que no corresponden a lo que se entendió por filosofía de la existencia o existencialismo, sino más bien a problemas que tienen que ver con la teoría de la modernidad o de la Neuezeit en Heidegger. Por ello yo creo que más bien el postmodernismo lo que retoma de Heidegger son planteamientos que tienen que ver con su ensayo sobre la época de la imagen del mundo, su ensayo sobre la técnica, en fin, este conjunto de problemas que maneja más bién el segundo Heidegger, el Heidegger después de la (¿Kere?).

El postmodernismo tiene entonces ese entronque, que es muy problemático porque la teoría de la modernidad de Heidegger no es sólo retrógrada sino reaccionaria; Heidegger percibe a todo el conjunto de la modernidad como un destino de devastación unívoco y sin fisura. Por ello al retomar en el postmodernismo la problematización heideggeriana, hay esta tendencia a interpretar la postmodernidad como una condena sin fisura a la modernidad en su conjunto. Este planteamiento de la modernidad heideggeriana que resuena en el postmodernismo es justamente el que en la otra línea, la línea del discurso crítico, el discurso de la Escuela de Franckfurt, o el discurso de estirpe marxista podríamos decir, se presente de una manera mucho más sutil, más elaborada. Es decir, la teoría de la modernidad desde la perspectiva del discurso crítico, es la teoría de una entidad ambivalente, por un lado devastadora, pero por otro lado una entidad cuya esencia no está dirigida ineluctablemente a la devastación, sino que podría transformarse en el sentido de una modernidad postcapitalista, anarquista, comunista, socialista, o lo que sea; pero de una modernidad que hubiese desechado los aspectos devastadores de la modernidad capitalista.

Entonces esta ambivalencia, que juega en el discurso crítico, al hablar de la modernidad como una modernidad capitalista, es lo que no aparece para nada en este discurso que pudiéramos llamar de brochazo amplio, que es el discurso heideggeriano de la modernidad como destino de devastación que se filtra en el discurso de la postmodernidad.