MARCOS
Marcos es una de las personas más inteligentes que he conocido, ustedes pueden pensar que yo no he conocido a muchas personas inteligentes y con eso mi elogio se devalúa, pero creo que es absolutamente agudo, tiene intuiciones políticas formidables, es un conversador, en el sentido de debate ideológico. Nunca he conversado con él fuera de cuestiones muy específicas de la política, pero es un conversador notable, es un hombre que adquirió personalidad, inteligencia y lucidez al ponerse el pasamontañas, yo estoy convencido de que Marcos sin el pasamontañas era una inteligencia más bien convencional, un marxista muy sectario, un althuseriano incluso cerrado y que de pronto adquirió la libertad de la palabra, del sentido del humor, de la estrategia; al ponerse el pasamontañas ha producido unos de los mejores textos que conozco con relación a los marginados y su tesis de la inclusión de los indígenas en la vida nacional. Creo que es el que ha ido más lejos en la reivindicación de lo indígena en la historia de México y que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, en ese sentido, me resulta extraordinario.
Creo que Marcos podría ser, si se propusiera, un muy buen escritor, que aún tomando en cuenta su cursilería y sus caídas sectarias es una de las presencias más benéficas que conozco en la vida mexicana y no sólo en la vida mexicana. Lo admiro y he mantenido con él debates públicos en el transcurso de los cuales he apreciado su inteligencia y su capacidad de observación múltiple. No es propiamente mi amigo, nunca lo he visto sin el pasamontañas, pero sí es una gente que para mí me resulta indispensable en mi idea de país y si lo puede producir México no diría que no importa que produzca a Salinas, a Cedillo o a Fox, pero sí es un alivio ante tanto disparate, tanta corrupción y tanta estupidez. No se qué está pasando ahora con Marcos, no se el por qué de su silencio prolongado, pero hasta el momento en que lo dejo de ver, que es cuando sale de la Ciudad de México, Marcos me parece realmente una figura excepcional. Acompañé a Gabriel García Márquez a la entrevista que le hizo a Marcos y verlos a los dos fue pues fantástico, fue una experiencia única porque fue una conversación básicamente literaria y en el transcurso de esa conversación yo ví cómo a García Márquez lo animaba la manera en que en la Selva Lacandona Marcos leyó Cien años de soledad y la puntualización que hacía de temas de García Márquez. En fin, estoy siendo muy sintético en la medida de lo que podría hablar, pero Marcos es una gran figura