SIDATORIOS
Sidatorio para mí es un témino que evoca mi pleito con La Jornada. Los sidatorios son los intentos en Cuba de controlar el problema del SIDA, que incluyeron la reclusión obligatoria de los enfermos y de sus familias en la primera etapa. Después reconsideraron y econtraron que no era posible mantener eso y que tenían que renunciar a la reclusión, sobre todo porque el número de enfermos fue creciendo, entre otras cosas porque el SIDA no viene tanto del turismo en su primera etapa, si no de la presencia de soldados cubanos en África. Ahí es donde se infectan en un momento y ahora el turismo es la gran causa y cuando se cercioraron de que el turismo era ya indetenible, en ese sentido renunciaron a los sidatorios. Me pareció como experimento salvaje, inhumanizado; mandé una carta, se provocó una polémica, la polémica creció mucho más allá de mis expectativas, no porque despertara emoción popular alguna, sino porque decidieron en la embajada cubana que yo era prescindible como punto de vista, en un momento dado tenía que contestar 20 cartas, entre ellas la de un grupo de enfermos de SIDA de La Habana que yo ignoraba que leían puntualmente La Jornada y ante ese punto decidí renunciar al periódico