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IDENTIDADES

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IDENTIDAD INTELECTUAL | INTIMIDAD   
En Las Genealogías tú exploras tus raíces judeo-rusas, la historia de la migración de tus padres desde Rusia hasta México y su incorporación al nuevo país. Por otro lado, en los textos que aparecen en el libro La Malinche, sus padres y sus hijos, exploras las problemáticas reconstrucciones que se han hecho de la Malinche como la madre de los mexicanos. Yo veo éstos acercamientos como dos reconstrucciones, como dos genealogías que pertenecen a la figura intelectual de Margo Glantz como escritora mexicana, hija de migrantes judeo-rusos. ¿Cuál es el punto de encuentro entre estas dos genealogías o identidades?

Bueno, mira, después de la caída del muro, de la caída del socialismo, me di cuenta que no era judía-rusa sino judía-ucraniana porque mis padres habían nacido en Ucrania. Cuando ellos nacieron, Ucrania pertenecía a Rusia, pero como te decía hace un momento, cuando mi padre murió sus últimas palabras fueron en ucraniano. Entonces curiosamente yo pensaba que su primer idioma había sido el yiddish y que el segundo idioma era el ruso y advertí que no, que el primer idioma de mi padre, en el que él pensaba - porque cuando murió eso fue lo que recordó, el lenguaje materno que él recordó curiosamente, cuando su madre hablaba con él en yiddish, por ejemplo, que debía haber sido su lengua materna. Que entonces la caída del socialismo cambiaba mi lectura de mis propias genealogías, porque acababa yo siendo judía-ucraniana y no judía-rusa. Era como un cambio muy importante. Es un cambio político en la lectura de tu propia vida, ¿no? Me parece interesante que yo releo de manera distinta Las genealogías después de la caída del socialismo, porque ya pertenece a otra región, a otro país, ¿no? Es decir, como que cambia totalmente... alteró algo, era interesante. Pero bueno, es decir, en un momento dado, para mis padres -ellos eran rusos, hablaban ruso - cuando llegaron a México habían viajado en un barco en donde la mayor parte de los pasajeros eran de origen ruso, así fueran judíos-ucranianos. Y ellos se sentían hermanos de barco. Y a mí me pareció muy interesante cuando hablé con mi madre, que ya a estaba a punto de morir, mi madre, que todavía estaba lúcida, unos tres o cuatro años antes de que muriera, que a ella le pareciera que había sido maravilloso venir en un barco donde había convivido con judíos-rusos y con rusos, y que hubiese una familiaridad perfecta y que todos se sintiesen del mismo territorio, en un territorio que había sido asolado por los pogroms. Y que mis padres habían tenido la experiencia de los pogroms. Mi padre más que mi madrea porque mi padre estaba en un pequeño pueblo que se llamaba Novo Vitez, que varias veces el vio pogroms, y un vez estuvo metido en un pozo porque pasaron los cosacos, etc. Pero sin embargo en el barco, que era el territorio intermedio entre el país de origen y el país del exilio, mis padres se reconciliaban. Los rusos se volvían una sola nacionalidad sin que ellos se sintieran distintos por ser judíos. A mí me pareció bien interesante eso, pero eso es a posteriori, no cuando escribí el texto, y ya no sé lo que te estoy contestando porque ya me fui, vuélveme a preguntar eso.

Yo le preguntaba sobre Las genealogías y La Malinche, y cuál es el punto de encuentro entre estas dos genealogías...

Por lo que te acabo de decir me doy cuenta de que nunca he acabado de reflexionar totalmente este problema del doble origen mío. Que yo creo que ahora es una cosa muy común y corriente porque la mayor parte de la gente es emigrante. Ahora, las migraciones son el fenómeno de los últimos 20 años, es impresionante la cantidad de refugiados, la cantidad de gente que migra... a todos los países de mundo hay emigrantes, los mexicanos emigramos a los Estados Unidos... pero en la época en que mis padres vinieron, en México era un modelo nuevo. Entonces a mí algo siempre me preocupó eso aunque no lo hubiera concientizado, y ahora que lo estoy reflexionando contigo, me doy cuenta que me sigue preocupando porque sigue alterando el origen, puesto que el origen cambió después de que cayó el muro. ¿Me entiendes? Entonces como que mi apreciación de mi propio origen, que es uno - porque mis padres salieron de la URSS por razones específicas, porque empezaba el estalinismo, porque mi padre tenía una serie de hermanos en los Estados Unidos, y porque empezó a temer que las cosas se pusieran muy mal en la Unión Soviética... y se casó con mi madre y decidieron emigrar e irse a Estados Unidos - ese era el origen, -, y luego no pudieron llegar a Estados Unidos porque que había una cuota que fijaba la imposibilidad de entrar, entonces se ubicaron en México, iban a Cuba, no se quedaron en Cuba, se vinieron a México - afortunadamente llegaron a México, ahí nacimos todas mis hermanas y yo, y sin embargo todavía ahora que me preguntas, se vuelve como móvil mi origen. Entonces es bien interesante eso, porque es realmente una indagación perpetua, voy envejeciendo y sigo indagando sobre esto, siguen movilizándose Las genealogías. Ahora por lo que se refiere a la Malinche, bueno yo me dedicaba a la literatura mexicana con gran pasión. Primero yo di literatura comparada e historia del teatro, así entré a la universidad. Aunque, cuando estuve estudiando en París, hice ese libro sobre viajeros México en el exotismo francés dentro en un período muy particular, que fue del 1847 al 1867, que son las dos intervenciones extranjeras más fuertes: La norteamericana en la que perdimos la mitad del territorio, y la francesa con Maximiliano y la muerte de Maximiliano. Entonces yo enmarqué mi tesis en esos dos momentos. Y yo empecé a leer a México de manera diferente leyendo a los viajeros del siglo XIX, es decir, como que empecé a amar más a mi país y a recordar los paisajes y todo eso por mis lecturas y mi trabajo de tesis allá. Entonces empecé a ubicarme más como mexicana por la mirada de los franceses que yo estaba releyendo en París. Y cuando llegué a México, me di cuenta que veía los volcanes de manera diferente, que veía el cielo de manera diferente, que de repente caminaba por una calle y veía al fondo el Popo y el Ixtla, entonces me parecía maravilloso, y como yo había nacido en México no los veía. Y de repente el haber estado en París estudiando a los viajeros, me daba una idea de que mi identidad era un poco brumosa, y que al tratar de analizarla en mi trabajo de tesis, me volví más mexicana, o aprecié más mi país. Porque siempre me he sentido fanáticamente mexicana, también fanáticamente judía, aunque hay muchas cosas del judaísmo que me chocan; también de México me chocan mucho. Pero entonces digamos, pero así era yo: fanáticamente mexicana, y esos paisajes que me daban los libros y los grabados me parecieron fascinantes. Pero al llegar a México no enseñé literatura mexicana. Con el tiempo tuve ocasión de empezar a trabajar literatura mexicana y me metí de lleno en ello. Entonces es una de mis genealogías, entender lo que es el país en donde nací, medio extranjera y medio mexicana. Y creo que la Malinche es un personaje muy, muy, muy paradigmático. En la historia ha sido uno de los mitos más móviles, más movedizos, fue una diosa para los indígenas y una figura fundacional para los españoles. Durante toda la colonia ella aparece -no con la virgen de Guadalupe obviamente-, pero como una figura central, heroica, importantísima, que relaciona con la conquista a esa figura maravillosa que fue la Malinche. Con la independencia de México la Malinche se vuelve un personaje nefasto: la traidora, la que nos vendió, etc. Y en el siglo XX, durante la primera mitad del siglo XX, se elabora el mito del malinchismo que me parece también muy, muy importante. Pero entonces, como yo trabajaba crónicas de la conquista y las había trabajado con mucho cuidado y me fascinaba ese personaje que era Bernal Díaz, dentro del cual la Malinche tiene un papel importantísimo, entonces me puse a explorar lo que era la Malinche como mito primigenio del país, pero traté de trabajarlo históricamente y de elaborar esta idea de la lengua, de la traducción, que desde que empecé a leer - como te decía hace un momento - los diarios de Colón, me pareció muy fascinante el hecho de que hubiese una sinécdote que hacía del cuerpo una lengua nada más. Porque eso era fundamental para los cronistas y para los conquistadores. Entonces bueno, yo creo que tiene que ver con mi necesidad de ubicarme y de entender a mi país y de entenderme a mí misma en última instancia.