IDENTIDAD INTELECTUAL
Bueno, creo que hay varios judíos en México que la tienen y yo soy una de ellas, creo que el judaísmo significa pues una relación con la infancia totalmente imprescindible, es decir, uno no puede prescindir de su infancia, uno es lo que la infancia le dio en muchos sentidos, ¿no? y mi infancia fue una infancia judía, de padres judíos, pero al mismo tiempo con tradiciones judías, con comida judía, con idiomas judíos, aunque yo no los aprendí - eso me mantuvo al margen también en alguna medida -, pero una infancia que está totalmente permeada del mundo mexicano y que conforma una identidad diferente. Quizás en mi caso más que en algunos otros casos de judías mexicanas que estuvieron demasiado identificadas con el judaísmo no sólo por la relación familiar sino por la relación escolar que yo no tuve. Además, como vivíamos en barrios muchas veces muy marginados porque mis padres no tenían dinero, ahí vivían muy pocos judíos, entonces mi relación era mucho más abierta con mexicanos comunes y corrientes, entonces en ese sentido mi identidad está muy permeada, pero evidentemente es una identidad muy judía. Ahora, yo me siento muy judía, mi gran tradición judía es la de los grandes escritores judíos: Benjamin; acabo de leer unos diarios maravillosos de un escritor rumano-judío que se llamaba Mijail Sebastian. Él se llamaba Josef Hechter pero se cambió de nombre, se puso Mijail Sebastian, y es uno de los grandes escritores rumanos que se quedó en Rumania, y que murió cuando terminó la guerra en el 45. No emigró como otros de los escritores rumanos importantísimos como Mircea Eliade o como Ionesco, que también tenía algo de judío, o como Ciorán... se dice Eliade y Cioran o como Paul Celan, también. Sino que se quedó en Rumania. Y me identifiqué enormemente con él por su asombrada mirada a un mundo que se estaba contaminando de nazismo y de un fascismo galopante espantoso en donde sus mejores amigos, con los cuales se sentía totalmente identificado como Eliade, por ejemplo, eran fascistas. Y donde su maestro más querido y que más había influido sobre él, era miembro de las guardias de hierro. Y luego se queda en una Rumania en donde los judíos fueron tratados de manera relativamente distinta a otros países a pesar de que los rumanos eran aliados de los nazis. Y él se queda ahí pero va viendo cómo día a día se van mermando sus derechos, y cómo hace para poder mantener su identidad aunque él dice: Soy judío como puedo ser cualquier cosa, es decir: no puedo dejar de ser judío, soy totalmente judío pero no es porque me importe, o porque... como decía también Jean Amerie o como decía el propio Primo Levi: Soy judío porque es una cosa de la que no puedo librarme porque soy judío, y ya. Pero al mismo tiempo soy lo que soy, soy rumano, soy mexicano, soy alemán y me identifico totalmente con esas tradiciones. Con esos judíos yo me identifico enormemente y son mis lecturas preferidas. Me emociona leer a Benjamin, me emociona este autor Mijail Sebastian que es verdaderamente de una inteligencia y de una belleza... son unos diarios maravillosos, y tiene varias novelas que ahora se han recuperado porque primero con el nazismo y luego con el socialismo los libros se perdieron, pero han vuelto a renacer. Se están publicando en varios idiomas y son verdaderamente extraordinarios. Ese tipo de textos me hacen sentirme cada vez más judía. Pero cuando estoy con la comunidad judía en México me siento anti-judía. Pero no sé, es muy difícil. Aunque no quiere decir que sea yo antisemita, en absoluto. Con lo que pasa en Israel me siento muy mal también, es decir, hay muchas cosas que me afectan en el judaísmo, pero definitivamente, indefectiblemente, no puedo dejar de ser judía: soy judía; pero también no puedo dejar de ser mexicana: soy mexicana. Y estoy feliz, bueno, no tan feliz, a veces hay problemas, pero es mi identidad, digamos.