MEMORIA COLECTIVA
Es una relación bastante complicada pero que de alguna manera se ha, creo yo, despejado en los últimos años, a partir del momento en que la historia va perdiendo su rol de constructora de la memoria nacional. O sea, durante el siglo XIX justamente y parte del siglo XX, la historia como disciplina tenía una especie de rol canónico que la hizo muy fructífera, muy próspera por mucho tiempo, que era la de construir la identidad nacional, o de alguna manera alimentar la identidad nacional aún dentro de los cánones de una disciplina que tiene sus propias reglas, pero estaba muy vinculada a su rol de formación de identidad nacional. Creo que de esto ya hace unos cuantos años, pero cada vez más la historia como disciplina se ha desgajado de ese rol legitimante. También se ha desgajado de su obligación de conectar pasado, presente y futuro en alguna especie de narración progresiva o narración fundacional. Incluso, también de la construcción contestataria de la nacional. Por ejemplo habría que escribir la historia del movimiento obrero para darle identidad al movimiento obrero, con la historia de las mujeres lo mismo... creo que desde este punto de vista de la disciplina misma - a pesar de que hay mucha gente que todavía superpone los dos planos - la historia ha adquirido independencia, lo cual no quiere decir que no tenga una enorme relación con los procesos de construcción de identidad. Y creo que además este proceso de identificación de un campo más separado de la construcción de identidad se ha favorecido con la aparición de lo que sería el concepto mismo de memoria colectiva en el sentido de la memoria entendida como una narración o un relato fundante de colectividad, precisamente. Es decir, la memoria colectiva tiene como misión específica esa construcción de relato fundante, esa construcción de un piso o una saga compartida en cualquier comunidad sea una nación, sea un grupo étnico, sea un grupo social, sea lo que sea. Pero digamos, tiene de por sí un trabajo de selección que hace sobre el pasado diferente al que hace el historiador, y es un proceso de selección muchísimo más vinculado a la construcción de futuro, o sea, parecido a lo que hacía antes la historia. Entonces, ese campo más específico de construcción de memoria y esa explicitación de que construir memoria no es lo mismo que escribir historia ha permitido a la historia también mayor autonomía.
¿Cómo se alimentan estos dos planos? Bueno, es una discusión muy grande entre los intelectuales y los historiadores y los políticos actuales. La vinculación es muy estrecha, sin duda, y los historiadores tenemos algún papel que cumplir en la construcción de memoria colectiva, pero creo que son dos cosas distintas y creo que una de las transformaciones interesantes en las últimas décadas es que estas dos cosas son claramente diferentes. Es decir, que hay una especie de aceptación de que éstos son dos planos. Desde los trabajos que han escrito los franceses sobre memoria, aparecen estos dos planos que me parece interesante mantener conectados pero separados.